
¿Por qué implantar la jornada intensiva en verano?
¿Por qué implantar la jornada intensiva en verano?
La jornada intensiva o jornada continua es la jornada de trabajo que se lleva a cabo sin ninguna pausa para comer (sin contar con los 15 minutos obligatorios por ley cuando se trabaja más de seis horas seguidas). La jornada intensiva es muy típica en los meses de verano, debido a la bajada del volumen de trabajo; ya sea por la toma de vacaciones de los trabajadores o porque las altas temperaturas impiden desempeñar la realización de determinados trabajos, como ocurre en sectores como el de la construcción.
La implementación de la jornada intensiva no es algo obligatorio, depende de cada empresa y se suele establecer desde el 1 de junio hasta el 30 de septiembre, aunque las fechas están sujetas a la voluntad de la empresa, así como los horarios, que pueden variar desde 7:00 – 14:00 hasta 8:00 – 15:00 en verano.
¿Cómo se regula la jornada intensiva?
El artículo 34 del Estatuto de los Trabajadores es el encargado de recoger la regulación sobre la jornada de trabajo, sin embargo, no hay ninguna mención a la jornada intensiva de verano, por lo que no existe ese término a ojos de la ley.
La regulación de esta materia recae en los convenios colectivos, quienes concretan los meses de aplicación y las particularidades. Si no hay convenio, será la organización la que voluntariamente decida la existencia o no de la jornada reducida.
Si nos fijamos en el horario que hemos mencionado anteriormente, vemos que la jornada laboral intensiva es de 7 horas, ¿qué ocurre entonces con la hora al día que se trabaja de menos? Pues bien, la regulación de la jornada laboral viene determinada por el cómputo anual. Si en verano se trabaja una hora menos al día, no importaría, siempre y cuando en el cómputo anual se ajuste lo estipulado.
Igualmente, hay casos en los que las empresas realizan menos horas al año de lo estipulado, y lo aplican como beneficio al empleado. Esta reducción de horas anuales a trabajar por el empleado, es otra de las herramientas de motivación que pueden usar las empresas para contentar a sus trabajadores.
Beneficios de la jornada intensiva
1. Reducción del estrés
Los empleados cuentan con más tiempo de ocio para compartir con sus familiares, para ocuparlo en otras actividades lúdicas o, sencillamente, para descansar. El trabajador aprovecha más el día sabiendo que su jornada es más corta y luego puede disfrutar de más tiempo libre, por lo que repercute de forma positiva en la productividad y en la reducción del estrés.
2. Reducción del absentismo
Debido a que los empleados disponen de más tiempo libre en los días de trabajo, no necesitan ausentarse durante la jornada laboral para cubrir alguna otra actividad, ya que pueden realizarlas en otro momento del día.
3. Incremento de la motivación
Los empleados están motivados por terminar a tiempo su jornada laboral, y esto provoca que se optimice el tiempo de trabajo y se sea más productivo en las horas dedicadas.
4. Mejora de la relación empresa - trabajador
Los empleados se encuentran más satisfechos con la empresa y se convierten en embajadores de la misma. La jornada intensiva en una empresa es algo que contribuye a generar una opinión positiva, y ésta se difunde entre trabajadores de un mismo sector.
5. Mejora del gasto energético de la empresa
El gasto energético se reduce, ya que las horas de trabajo coinciden con las horas de luz natural.
6. Otros beneficios personales para el trabajador
Entre estos beneficios encontramos que los trabajadores tienen una mayor autoestima, ya que el empleado siente que tiene mayor control sobre su vida y sobre cómo quiere gestionarla. Se produce una mayor conciliación y está demostrado que en un alto porcentaje de trabajadores, una de las horas libres se dedica al deporte, por lo que ayuda a mejorar el humor.
El importante rol de una buena gestión de tareas en la jornada intensiva
Uno de los mayores retos que puede presentar la jornada intensiva es la gestión del tiempo. Sin embargo, también hay técnicas y consejos para mejorar este aspecto. Una de las formas es aumentar la formación del trabajador o impulsar la organización de la empresa de forma global. Aquí os detallamos algunas de las técnicas de organización más comunes:
- Técnica Eisenhower. Consiste en distribuir las tareas entre urgentes e importantes. De esa manera es mucho más sencillo gestionar las responsabilidades, asumiendo las que tengan prioridad, dejando tiempo para aquellas que no sean tan urgentes o delegando otras.
- Técnica Kahban. Este método consiste en elaborar un cuadro en el que se colocan las diversas tareas y se marca su estatus de las mismas.
- Técnica Pomodo. Esta técnica consiste en dividir la rutina de trabajo en lapsos de 25 minutos. En ellos es necesario evitar distracciones (ya que se trata de aprovechar cada lapso al máximo) y para cortar entre uno y otro se pueden tomar descansos de 3 a 5 minutos.
- Técnica Seinfeld. Este método de gestión de la jornada intensiva se aplica haciendo un calendario con las actividades y, dentro de lo posible, un paso a paso con las actividades diarias por hacer para alcanzar los resultados. De esa manera, se fomenta la motivación y la búsqueda de logros concretos para dar con una meta mayor.
Además de estas técnicas, no se puede olvidar que hay que tener en cuenta otros aspectos básicos como la comunicación y el ambiente de trabajo. En este momento, muchas personas se encuentran teletrabajando debido a la situación actual del COVID-19, por lo que es muy importante tener un espacio limpio y potenciar los canales de comunicación con los compañeros. Los trabajadores se tienen que sentir cómodos y motivados a la hora de cumplir sus tareas, y deben saber que hay tiempo para todo.
En el siguiente vídeo, Pedro Eloy Rodríguez, Líder Inspirador, comparte siete claves para aumentar nuestra productividad. Viendo el vídeo podemos conocer qué herramientas y estrategias incorporar en nuestra vida laboral para sacar el máximo partido de ella.