La discapacidad y el miedo de los Campeones
La discapacidad y el miedo de los Campeones
Hay que aprovechar el momento. Tenemos que seguir la inercia de la moda para dar algún paso más. Ahora que parece que gracias a la galardonada película de “Campeones” le hemos perdido el miedo a la discapacidad, es cuando más interesa no perder el ritmo.
Son muchas las ocasiones en las que me he tenido que enfrentar al miedo (que no reticencia) a la discapacidad. Cuando me siento frente a un cliente y le expongo que, por medio del CEE, vamos a poner a trabajar en sus instalaciones a personas con discapacidad, tengo que empezar a armar todo un estructurado argumentario que justifique, primero, la oportunidad y la necesidad de aprovecharla, y, segundo, la idoneidad de contar con nuestra experiencia y solvencia. Todo ello para asegurar unos adecuados resultados exentos de problemática adicional.
Pero vayamos por partes. La oportunidad la detectamos porque sabemos que la discapacidad es un mundo que, el desconocimiento y los prejuicios, han dejado en un segundo o tercer plano como ajeno y extraño al mundo en el que convivimos y en el que compartimos alegrías y tristezas.
Conocemos los diferentes tipos y grados en los que se puede presentar una discapacidad (bien sea congénita o adquirida, ya sea por una enfermedad, por un accidente, o hasta por una mala praxis) y sabemos cómo tratarla y atenderla.
Contamos con una dilatada experiencia en la adecuación recíproca entre puestos de trabajo y perfiles de candidatos. Y no quiero viciar la realidad con exageraciones e inexactitudes: hemos cometido errores, y nos han ayudado a aprender. Pero también, y no es menos cierto, hemos acertado muchas veces. Y han sido, tanto aciertos como errores, los que nos han hecho lo que somos, unos de los CEE con más reconocimiento y prestigio y con los más altos estándares de calidad y de satisfacción entre nuestros clientes y empleados.
Somos solventes porque hemos sabido mantener durante estos más de 20 años una relación equilibrada entre los medios de producción y los resultados gananciales, haciendo pareja su evolución y crecimiento. Contamos con una gran estructura que mantiene y sostiene toda nuestra red de trabajadores y colaboradores allí donde nuestros clientes nos demandan. Una estructura que se desvela por la adecuada gestión previa del ajuste entre los puestos de trabajo y los candidatos, y por la posterior vigilancia del mantenimiento de esos ajustes como una perfecta maquinaria en un excelente estado de revista.
Es por ello que resulta a todas luces necesario aprovechar todos estos factores cuando se presentan conjuntamente, cual orquesta afinada dispuesta a interpretar la melodía que se preste. Más aún cuando la necesidad se torna obligación para cumplir con las normativas y la legislación impuesta. No solo es necesario cumplir con la LGD, sino que hay que hacerlo en las mejores condiciones, ya que tenemos entre nuestras manos a personas con discapacidad que, no en pocas ocasiones, ya se han tenido que enfrentar no solo a su propias limitaciones, sino también a las que, una sociedad insensible, ha puesto en su camino de desarrollo personal y profesional.
Somos, por ello, la opción más adecuada, más idónea y más acertada. Y estoy tan seguro de ello que me resulta, a veces incómodo justificarlo. Es precisamente en esos momentos cuando sé perfectamente que a lo que me enfrento es al miedo a lo desconocido, al temor a no saber a lo que se enfrenta. Y es ahí cuando ahora quiero traer a colación de la cinematografía del momento actual, la reciente mirada ingenua y compasiva a un grupo de chavales discapacitados que, como “Campeones”, han conseguido que se les mire a la cara, que se gasten unos segundos de tiempo en escucharles, que se les dedique una sonrisa llena de ternura y, porque no, unas sinceras lágrimas de compasión y hasta de vergüenza.
Esa sencilla película ha puesto de manifiesto una verdad tan grande como nuestra historia: a saber, que no es más valiente el que no tiene miedo, sino el que se enfrenta de cara a sus propios temores.
Por ello, cuando asisto de nuevo al florecer del miedo a la discapacidad en los puestos de trabajo de los clientes, me siento respaldado por todo un equipo de profesionales que me ayudan a llevar de la mano a esa persona para que se enfrenten a esos temores seguros de poder demostrar, que, los auténticos campeones, son los trabajadores que, día a día, se superan a sí mismos, superan las barreras de la sociedad, y consiguen alcanzar las metas propuestas e, incluso, llegan a sorprendernos.
Hagámoslo posible, creamos en nosotros mismos como capaces de derribar nuestras propias barreras, superemos nuestros miedos a ser y hacer, en nuestro día a día, CAMPEONES.
Foto: Fotograma de “Campeones” de Javier Fesser